domingo, 24 de mayo de 2009

Tanta Chuchada (carta a mis ex-compañeros)

Después de leer los improperios, que iban y venían, me detuve a pensar, en lo susceptible ante los eventos que nosotros nos volvemos y que podemos rescatar entonces, por algo hay que rescatar entre tanta chuchada: que uno de los fenómenos más asombrosos de este mundo en que vivimos es que se habla tanto más de una cosa, cuanto menos importante es. Se llenan páginas y páginas de los periódicos para aclarar una jugada futbolística (tremendo drama: ¿fue o no un penalty?) y nadie habla jamás -ni en los diarios, ni en los púlpitos, ni en las cátedras, de cuestiones tan vitales como la de la amistad. Y, naturalmente, todos decimos saber mucho de ella, pero raramente nos hemos sentado a reflexionar.  
 
Me gustaría salir a la calle y preguntar a la gente que entiende por "amistad". Muchos la confundirían con la simple simpatía, el compañerismo, la camaradería. O tal vez -por el otro extremo- con el enamoramiento o con el erotismo. Y la amistad esta en medio, como una de las más altas especies del amor.  

Recordaba también la vieja definición de Aristóteles: «La amistad consiste en querer y procurar el bien del amigo por el amigo mismo.» O  la también profunda de Faguet: (escritor y crítico literario francés, para que no consulten el diccionario... algunos) "La amistad es una confianza del corazón que conduce a buscar la compañía de otro hombre (o mujer) elegido por nosotros entre los restantes y a no tener miedo de él, a esperar de él apoyo, a desearle el bien, a buscar ocasiones de hacérselo y a convivir con él lo más posible."  
 
De ahí que ser un buen amigo o encontrar un buen amigo sean las dos cosas más difíciles del mundo: porque suponen la renuncia a dos egoísmos y la suma de dos generosidades. 
 
Entonces porque chucha... esperamos todo, que nos llamen!, que nos inviten!...

Suponen, además y sobre todo, un doble respeto a la libertad del otro, y esto si que, más que una ganarse el loto y la revancha juntos. 
 
¡Y que difícil esta frontera que limita al Norte con el respeto y al Sur con el estímulo! ¡Y qué fácil caer en esa especie de vampirismo espiritual (perdón Leo no es por ti) en el que uno de los dos amigos devora al otro o es devorado por su voluntad más fuerte!  
 
¡Qué enriquecedora, en cambio, esa amistad que maduran los años y en la que nos sentimos libres y sostenidos, aceptados tal y como somos y delicadamente empujados hacia lo que deberíamos llegar a ser. 
Tesoros como éste son como para vender todo lo demás y comprarlos.

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