domingo, 13 de septiembre de 2009

Ra: el sol alumbra sin dar explicación.

Estoy feliz, hoy es el mundo que pensamos un día, no íbamos a tener.
Hoy amanecí radiante... amo este estado, hace rato lo vengo intuyendo y ya comprendí que estaré así por mucho tiempo...
Te lo digo porque ya lo sabes y lo sientes, te has dado cuenta que el aire hoy está mucho más claro, que cada día que pasa se clavan en la espalda alas de libertad y que por mucho caminar no cambiaremos de lugar, sin embargo, aquí está nuestro mundo aquel que estamos viviendo sin medirnos.
No sabiamos si ser feliz era una decisión a largo plazo, tampoco vale la pena saberlo ya, el secreto es simple, tan simple como el sol, como al aire, como el mirarnos.
Hoy, en la mañana, salí rumbo al trabajo, te dejé en mi cama, iba caminando en esta ciudad a veces triste, y no quise cambiar de lugar, sólo pretendí entender ¿Por qué camino? ¿Cómo escribo? ¿Qué, quién, dónde?...
Las respuestas no fueron muchas, y no fueron claras tampoco, tuve la fortuna de sentarme en un escaño y ahí estabas en mi mente, algo entendí: Entendí que en nuestra vida la esperanza de alguna forma nos hace soñar y en nuestras caras brilla el sol. Entonces ya no cambio de lugar, mi lugar eres tú, por lo tanto, me atengo a las consecuencias de quedarme contigo.
Yo estaba detenido donde todo acabó, ya había barrido mi casa, quemé los recuerdos y estaba mucho mejor, pero detenido.
Comprendí que el estado de alegría se debía a ti, entonces, por qué no agradecerte por la interrupción que le has dado a mi vida, agradecerte por esa manera de demostarme así, que tú también me sabes querer.
Gracias por tus detalles, gracias por quererme así, gracias por la vida que contigo vivo…