lunes, 25 de mayo de 2009

Sobre los celos con que me siguen... ¿por qué?

Las imágenes que miramos son trucos ópticos, los sonidos que escuchamos no son reales, son la distorción de la verdad, los relatos aquí narrados no son auténticos, son la repetición de historias viejas, de vidas ajenas, de mi vida y de la tuya también, con ligeros tintes de vanidad, superficialidad, orgullo y melancolía, todos juntos para hacer esta composición, nada abstacta, mas bien surrealista, tal vez naif.. eso depende de tu perspectiva, aguda o gentíl... Mi piel se añeja, mi cabello es sólo un recuerdo, mis manos crecen y mi cerebro se alimenta... El aire transita, el agua se seca y yo sigo vivo... Mi corazón palpita y mis pulmones respiran...
Uno de los deseos más profundos que poseen los seres humanos es el de ser únicos, exclusivos. Ya desde los primeros años de vida se exige el amor exclusivo de la madre.
Cuando en una relación se siente que el amor de la persona amada le ha sido quitado o está en peligro de serlo por una tercera persona, los celos aparecen.
Los celos son una de las emociones naturales en nuestra sociedad, como el odio o el amor, pero los éstos pueden poseer rasgos negativos como positivos. Debido a que se tiende a percibir a los celos normales como una muestra de afecto por parte de la persona amada, una justa cantidad de celos sería necesaria. Sin embargo, si en una pareja los celos son permanentes, éstos tienden a desgastar y perturbar la relación afectiva, porque surge el reproche, el reclamo, la exigencia de incondicionalidad hacia el ser querido.
Como parte de la vida amorosa de todos los individuos, los celos son sentimientos que provocan tanto goce como sufrimiento. Barthes, un reconocido semiótico francés, observa que los celosos padecen cuatro veces:
-Por celosos.
-Por reprocharse estar.
-Por temer que sus celos hieran al otro.
-Por dejarse someter a una nadería.

Otra óptica sobre el fenómeno de los celos es la que propone Bowlby con su teoría del apego. En experiencias realizadas con animales (Harlow, Lorenz, Bowlby), se determinó que el apego que éstos manifestaban por sus madres no estaban basados en la necesidad de alimentación sino en la de seguridad.
Bowlby estudio ésto en los seres humanos y postuló que en ellos se conserva la tendencia a una figura de apego durante toda la vida. Esta teoría ha ido afirmándose en las ultimas dos décadas, y a la que se han adherido importantes profesionales de la psicología. La madre, figura de apego inicial, puede ser sustituida por otra persona, por ejemplo, la pareja.

Si adherimos a esta teoría, los celos serían la emoción que manifiesta la ansiedad ante la posible pérdida de nuestra necesaria figura de apego, la que nos brindaría seguridad psicológica, (esto puede darse a nivel inconsciente aunque la relación sea controvertida).

De acuerdo a lo expresado, los celos serían una reacción natural ante la posible pérdida de nuestra pareja. Lo que determinará que los celos sean patológicos o normales es su intensidad y el  hecho de que se deban a una causa justificada o infundada.

Aún cuando toda esta retórica justifica de alguna manera la existencia de los celos, creo que es una suerte karmática que me persigue, siempre los celos me han acosado, en la más transparente relación afloran, invaden persiguen quieren colgarme, perseguirme interrogarme, fastidiarme y terminan por destruir todo aquello que tenía, la confianza de no tener que justificar cada paso, cada mirada, cada sonrisa.
Porque entonces me acosan los celos, porque cada persona que se acerca quiere imponer su mundo de celos, porque al amor le aderezan los celos, porque matan el amor con dudas, inseguridades y sobre todo, matan mi libertad de amar sin restricciones.

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