lunes, 25 de mayo de 2009

Moisés separa las aguas...

Cuando uno se pone a pensar en la historia de Moisés, se le vienen a la cabeza las imágenes de seiscientos mil hebreos huyendo de Egipto desesperadamente, mirando aterrorizados como dejan atrás esa horrible tierra de faraones, en la que han perecido tantos, bajo el yugo egipcio. Nos imaginamos un Charlton Heston heroico, con su firme talla y su poderosa mirada, blandiendo su bastón mágico (curiosa similitud con el Heqa del faraón) y echando plagas por todo Egipto.
Y yo me imagino como lo hace otro Moisés para sobrevivir, ojo que no es el mismo de las santas escrituras, sino uno real, único, grande, nuestro y completamente criollo. 
Quisiera imaginarme como hará para separar aguas, para elegir que lado de la costa se queda, ¿en cual será feliz?, ¿irá a buscar la tierra prometida?, ¿irá en busca del amor prometido?, o quedará a merced del confort de la esclavitud, donde el amo y señor dinero-compromisos-varios, esta comenzando a gobernar su vida.
Difícil, como para no desear estar en su pellejo, pero todos tuvimos algún día que separar aguas, algunas buenas otras malas, pero decisiones al fin, las propias angustias de no saber del mañana, quizá porque no hay un Dios como los de antaño, hecho presente a través de zarzamoras en llamas o luces desde las nubes o bien voces celestiales que inundan la cabeza como la de una valiente francesita (que a raíz de eso la quemaron viva).
Entonces, en la realidad diaria del comercio y del intercambio, juega a ganador. El mundo está a tus pies y no lo contrario. 
Sabes perfectamente como lograr todo, sólo debes tirar bien tus cartas. Y siempre ganarás.
Y recuerda...
"No es que uno no cambie, sino que el espejo no tiene memoria". 

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