sábado, 23 de mayo de 2009

El frío arrecia I

Leí algo que pareció interesante es de Karl Jaspers (uno de los fundadores del existencialismo) y dice así: "...El hombre sólo llega a su propio ser por conducto del 'otro', jamás por el solo saber. Llegamos a ser nosotros mismos sólo en la medida en que 'el otro' llega a ser él mismo, a ser libres sólo en la medida en que 'el otro' llega a serlo."... Fue exquisito escucharte hoy, realmente me fascinó. Como te comenté hoy fue un día bello, amaneció y estuvo sin nubes hasta el atardecer, claro que como las 4 el frío cayó con fuerza y bueno fue necesario abrigarse, hace tiempo que no iba al centro, compramos comida a los peruanos de la plaza de armas, fue increíble, comida que vendía una peruanita y guardaba debajo del coche de su hijo, en corto para que no la pillaran los pacos, la daba en estos recipientes de plumavit, estaba rica, hice de tripas corazón y lo engullí, estaba realmente rico, no me acuerdo como se llamaba pero era pollo con arroz (a la peruana).
Cierro los ojos y oigo cómo doblan las campanas de la Catedral, aunque cada cual dobla de un modo distinto. Escucho el chapoteo de las fuentes en la Plaza de Armas acompañado del susurro de los olorosos árboles, a los cuales la lluvia invernal lavó del polvo. Se acerca la décima hora y se está volviendo tan quieto, que sólo por los pasos de los que vuelven de prisa a su casa para llegar antes de la hora del sereno, reconozco quién va. Reconozco los pasos de gente que hace mucho dejó de andar. Son sombras que golpean de esa manera con los tacones en las desgastadas losas de los pavimentos. Cierro los ojos y veo multitudes, errando por el paseo. Están viniendo desde el Teatro Municipal, por la Calle de las Agustinas, hasta donde está el Café Paula, y fluyen más allá, bajo las torres de La Merced. En un chorro ancho se están vertiendo en la Plaza de la Constitución, pasan delante del Diario la Nación, y viran en la Calle Teatinos y luego por Moneda hacia el final, hasta el cerro . Allí vuelven, despacio, rítmicamente, con tranquilidad, la marea retrocede hasta el Teatro Municipal. Los muertos caminan con los vivos. Los muertos paran a los vivos, pidiendo fuego para los cigarrillos. Los galanes procuran ligar a las damas en faldas y escotes, damas que hace mucho son ya sombras. Un paseo de sombras. Enemigos hechos hermanos en la muerte van del brazo como hacen los amigos. Se detienen en las esquinas delante de las humeantes estufillas en las cuales se están asando unos anticuchos. Encima de las estufillas arden faroles de gas con una hoz y un martillo rojo pintados en los cristales. Los oficiales de los carabineros, con anteojos en las cuencas vacías de los ojos, balancean sus lumas. Ahora mismo salieron de la pastelería Colonia a espaldas del Santa Lucía y saludan a las mujeres de falda y escote. Todo es una farsa. El frío arrecia, hay días que amanece bello, con un sol radiante, como anunciando la pronta primavera, pero estamos en invierno eso es verdad, absolvieron a unos asesinos de la dictadura, porque se declararon culpables y confesaron el crimen de dos jóvenes miristas de antaño, sus madres claman justicia y ella se ríe en sus caras, al declarar ellos que asesinaron a los jóvenes, no se aplica el secuestro, porque se aplica el asesinato (ellos están muertos), por lo tanto no se puedes hacer juicio y aplican la ley de amnistía y salen libres, estamos aún en invierno y el frío arrecia. Hoy caminaba por huérfanos rumbo al Bellas Artes, divise tu ventana habia una cortina que desconocí, la ciudad no es la misma, pensaba y te veia caminando yendo a comprar algo al mercadito, estaba lleno de niños, hoy es su día. y seguí hacia el museo solo, aun no terminan de reparar el MAC, queda hasta octubre, y te volvia a ver reclamando por su pronta abertura, y volvía a pensar: por que todo lo que un hombre hace para descifrar lo que una mujer, en la circunstancia que sea, espera de él, y aun cuando en ocasiones acierte, es apenas una respuesta tentativa, exploratoria, que se mueve a ciegas en un territorio incógnito. El deseo de una mujer es la articulación de un silencio, un laberinto, una escritura sin traducción, una esencia sin nombre, una idea previa o posterior a la idea.

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